¡Ya tócate! II
- Abisales
- 23 feb 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 3 ene 2020
|Por Jaqueline García C.
Compartir es vivir
Toca, compartir es vivir es el resultado de 30 años de convivencia directa con el cáncer en sus múltiples formas, cuatro de los ocho miembros de la familia de Consuelo Austin Toca, incluyéndola, han padecido esta enfermedad; primero fue Mónica, quien después de luchar 10 años contra “el cangrejo”, que en ese entonces era sinónimo de muerte pues poco se sabía y ni siquiera tenía nombre o apellido, tuvo que irse, para dos años después regresar en su padre, cinco meses después en su hermana Lily y a la semana en Consuelo.
Para ese entonces, Consuelo ya había recurrido a apoyo emocional profesional, pues el lamentable fallecimiento de su hermana Mónica la obligó a pedir ayuda para mantenerse fuerte ante su familia; recurrió a la tanatología, a la ludoterapia y a cada opción que alguien le brindara para sanar el alma ella simplemente decía “Sí”; el tiempo siguió transcurriendo y cuando se sintió lista comenzó a dar apoyo emocional a otras personas que al igual que ella en algún momento lo necesitaban, lo que jamás se imaginó es que ese sería sólo el comienzo de una historia de transformación de vidas que hoy en día ha beneficiado a más de 65,000 mujeres y familias.
En palabras de Consuelo, la fundación no gubernamental: Toca compartir es vivir surgió en el 2003 ante una necesidad inconsciente, un impulso del alma de hacer todo lo que en algún momento no pudo hacer ni por sus hermanas ni por su padre porque no sabía cómo ayudar, pero ahora por los demás: “Dios me empezó a guiar y yo siempre le dije que sí a la vida y a él”, el poder transformar vidas para ella se debe a un don que Dios le encomendó.
Para ella el cáncer de mama es un “cáncer del alma” porque representa duelos, no resueltos que se van cargando por cuestiones de educación y cultura, por lo tanto la fundación se sostiene sobre tres pilares que van ayudando a cerrar esos ciclos.
El primer pilar es: “sanar almas a través del apoyo emocional” que se imparte por medio de reuniones en grupo, llamadas telefónicas y los talleres: “sana tu vida” y “cáncer, esperanza de una nueva vida”, el segundo pilar es: “salvar vidas” a través de la concientización de la autoexploración por medio de conferencias y el tercer pilar: “calidad de vida” que se logra gracias a los talleres de imagen oncológica en los que las mujeres aprenden a maquillarse, el regalo de prótesis mamarias, pelucas y las mangas que evitan el “linfedema” (acumulación del líquido linfático en los brazos, producto de la mastectomía).

Las mujeres y hombres que han sido beneficiados por: Toca, compartir es vivir, en la mayoría de los casos desean retribuirle a la fundación lo que ha hecho por ellos ayudando a los compañeros que vienen en el camino, es decir, comienzan a hacer voluntariado, que consiste en dar a conocer a la fundación en hospitales y centros especializados en cáncer de mama, impartir conferencias de autoexploración gratuitas para cualquier tipo de empresa o colegio y en general los voluntarios se entregan completamente para apoyar a los recién llegados en su proceso.
“Ayudar en esta fundación es demostrar el amor por nuestro género” dice María del Rocío al hablar del voluntariado, pues tanto a ella como a Teresa y a Marina una voluntaria les cambió la vida para siempre, las llaman “ángeles” pues llegan como un milagro en tiempos de desesperación; el ángel de María del Rocío y Carmen fue “Lupita” quien imparte conferencias y folletos acerca de la fundación en el “Hospital de la Raza Ginecología”, el ir a una de las reuniones del grupo de apoyo para María del Rocío significó el comienzo de una nueva vida, para ella hoy ver una lágrima en el rostro de las personas que comienzan a transitar este camino es recordar, por ello se siente afortunada porque puede intentar hacerles la vida menos difícil todos los días: “Oye, tú puedes, veme, aquí estoy, igual estamos todas”; para Carmen lo más importante es recordarles que no hay anda escrito y por lo tanto, todo puede ser mejor.
El ángel de Teresa fue “Liz” una voluntaria que al igual que “Lupita” daba a conocer a la fundación en el hospital “de la raza”, llegó a su vida justo cuando estaba experimentando los efectos secundarios derivados de la quimioterapia y específicamente la perdida de cabello, Liz le habló de un lugar donde le regalarían una peluca y le proporcionarían apoyo emocional porque Teresa se encontraba sufriendo una depresión severa, al decidir asistir su vida cambia para siempre porque más allá de haber encontrado la peluca ideal, encontró un hogar donde se sintió profundamente comprendida; hoy, la mayor dicha para Teresa es ver a las mujeres salir de la fundación renovadas, con “caritas de satisfacción”: “Ojalá y Dios me permita estar aquí para ellas mucho tiempo”.
En el caso de Marina, su ángel fue el destino, pues al llegar a la consulta donde le avisarían que la pérdida de su seno era inminente encontró un folleto de la fundación que según el doctor que la atendía una mujer había olvidado; temerosa por suponer que todos los beneficios de la fundación debían tener algún costo, se acercó a preguntarle a Consuelo en una de las reuniones de grupo ¿qué precio tenían las prótesis? A lo que consuelo respondió: “aquí no es nada”, Marina llegó a “Toca, compartir es vivir” con el alma destruida y hoy está reconstruida.
Para Romualda y Alma Delia el ángel fueron los medios masivos que abren espacios para dar a conocer este tipo de proyectos, para llegar a cada hogar donde una mujer u hombre en secreto sienten que no hay salida; Alma Delia justo había salido de la ducha cuando vio en el espejo la cicatriz que ahora yace donde se encontraba su seno, deprimida encendió el televisor y miró a Consuelo hablar de un lugar dónde se brindaba apoyo emocional a cualquier persona que sintiera lo necesitaba, dice haberse enamorado de la personalidad de la fundadora de Toca, compartir es vivir por su alma noble; al llegar a la fundación recibió justo el apoyo y comprensión que tanto necesitaba, porque si bien es cierto que su familia siempre intentó brindárselo, en el fondo no saben cómo ayudar porque “no te quieren ver sufrir ni llorar y es algo que tú necesitas”, hoy se siente más liberada que nunca.
Toca, compartir es vivir llegó a la vida de Romualda por medio de una revista, que abrió una convocatoria llamada “Invita a desayunar a una amiga valiente”, ella no se inscribió, una prima suya contó la historia y ganaron el desayuno, evento donde conoció a Consuelo, quien le contó de su grupo de apoyo, pero Romualda, al sentirse sana porque ya había librado la lucha contra el cáncer, pensaba que esa era una etapa ya superada; después de ser víctima del “perseguimiento” en lugar de seguimiento de Consuelo quien le insistía cada semana asistir al grupo de apoyo, accedió a regañadientes, lo que no sabía es que a 5 años de haber tomado esa decisión su vida cambiaría completamente, hoy Romualda es la representante de la fundación Toca compartir es vivir y dedica cada día de su vida a dar a conocer al proyecto que tanto le ha dado para beneficiar a todas las personas que lo necesiten: “Cuando ayudas a sanar a una mujer te sanas a ti misma”.
Para este ejército de sobrevivientes la misión aún no termina, porque mientras el cáncer de mama exista seguirán rescatando almas, vienen nuevos proyectos, nuevos retos y nuevas experiencias; Consuelo Austin está por lanzar dos libros especializados en apoyo emocional para los adolescentes cuyas madres o padres se encuentren en esta situación, la fundación planea aumentar sus talleres y conferencias de autoexploración, se están buscando abrir nuevos caminos para que tanto las prótesis, como las pelucas, los kits de maquillaje y las mangas para evitar el linfedema puedan llegar a las mujeres de toda la república mexicana y no sólo beneficiar a las de la Ciudad de México y alrededores.

La fundación lleva ese nombre por el apellido de su fundadora: Consuelo Austin Toca, quien muchos años atrás se sentía acomplejada por las múltiples connotaciones que tenían tanto su nombre como su apellido, pues la palabra “toca” hacía enardecer el humor mexicano, pero al igual que ella, sus apelativos han tomado un sentido completamente distinto; es Consuelo porque le da consuelo a las almas y Toca por la importancia de tocar el cuerpo: “Todo lo doloroso se ha transformado en maravilloso, todo lo que me hacía llorar ahora me
hace reír, todo lo que me hacía sufrir hoy me hace feliz y hoy amo mi apellido Toca”.
“Ella pudo, yo puedo, todas podemos ¡libres de cáncer!” es el lema que todas las sobrevivientes llevan en una preciosa playera rosa, es un constante recordatorio de la importancia de la voluntad para salir adelante, pero también es la clave para evitar llegar a extremos, para evitar perder el seno, para evitar perder la vida, está al alcance de tu mano y se llama prevención.
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