¿Y dónde quedó Rambo?
- Óscar Andrew
- 21 sept 2019
- 2 Min. de lectura

Sylvester Stallone como Sylvester Stallone se despide de uno de sus personajes más rentables y conocidos, sin embargo, la forma de hacerlo carece de identidad, porque bien podría ser otra película de violencia mexicana.
Después de los años de guerra y los traumas sufridos por ésta, John Rambo (Sylvester Stallone) vive con una familia mexicana a la cual cuida y protege, pero cuando un cártel mexicano secuestra y prostituye a su “sobrina” en México, Rambo cobra una venganza sangrienta.
Esta quinta entrega de la saga repavimenta el sentido y la identidad del militar más rebelde e inmortal del mundo, por no decir que se desvirtuan estos puntos al mostrar un personaje génerico y sólo con tintes de lo que fue en el pasado: una propuesta y generalidad de personaje más parecida a El ejecutor (2012) o El implacable (2000) que funcionan anclados a un universo único, que por ejemplo al personaje de Rocky, que pese a llevar ocho apariciones mantiene su entorno y psicología intacta. Este longevo John Rambo sólo tiene el nombre y las ganas de matar activas.

Por otro lado, no cabe duda que las secuencias de acción, en especial la climática con su voluminosidad y excentricidad sangrienta, referencia a las anteriores cintas de la saga por el dramatismo usado y el escabullimiento que convierte el entorno en patio de guerra, y aunque explícitamente llevan incongruencias en el desarrollo de las mismas, cumplen para efectos de entretenimiento.
Cabe decir que estas producciones cada vez han aumentado el dinero de presupuesto, sin embargo, en esta ocasión la construcción de algunos espacios como los viajes en automóvil diluyen la convención al tener una poca efectividad de efectos especiales (pantalla verde).
Junto al deficiente manejo del personaje, el discurso de la trama carece de profundidad y efectismo simbólico si recordamos él génesis del personaje y lo que lo envolvió en su psicología, puesto que anteriormente la sublevación ante un gobierno hipócrita y manipulador de sus fuerzas militares era el eje central, mientras aquí maneja pretextualmente un conflicto contra un cártel mexicano que por supuesto, no son rival para un americano nato, y así como su familia mexicana, la cual necesita de este estadounidense para vivir mejor en un país ajeno, y eso queda atribuido a la ideología del director Adrian Gunberg, quien previamente dirigió Atrapen al gringo (2012) y sí, el acosado y victimazado por los mexicanos es el americano.
De Rambo: Last Blood sólo queda el nombre referenciando a la primera cinta Rambo: First Blood (1982) y vestigios anecdóticos de la personalidad y psicología del personaje, de ahí en fuera, sí es una película con buena acción y buen ritmo, y aunque quiere provocar nostalgia se queda lejos de eso porque ya no hay un Rambo.
Si aún no te convences de verla, aquí está el tráiler:

Nombre original: Rambo: Last Blood
Director: Adrian Grunberg (Atrapen al gringo, 2012).
Guion: Matthew Cirulnick y Sylvester Stallone.
Música: Brian Tyler (Iron Man 3, 2013).
Género: Acción. País: Estados Unidos. Duración: 99 minutos (1 hora y 39 minutos). Productora: Lionsgate Entertainment, Millennium Films, Balboa Productions.
Distribuidora: Zima Entertainment.
Actores: Sylvester Stallone, Paz Vega, Adriana Barraza, Marco de la O, Óscar Jaenada, Yvette Monreal, Sergio Peris-Mencheta, etc.
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