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¡Diablos vs. Arcángeles! sin límite de tiempo

Las pastorelas no nacieron como un espectáculo teatral, sino como parte de una celebración religiosa, como un instrumento de evangelización. Tiene su origen en la Europa medieval y desde ahí, con todos los ajustes que causan el tiempo y la distancia, llegó a nuestro país de mano de los primeros misioneros, que la usaron para enseñar a los antiguos mexicanos los misterios de la fe cristiana.

En 1530 fray Juan de Zumárraga, primer obispo de la Nueva España, autorizó la representación de una Farsa de la Natividad Gozosa de Nuestro Salvador, y con ello abrió la puerta a que las pastorelas tuvieran, desde esos orígenes, una forma esencialmente gozosa. Esto contribuyó a su amplia difusión en todos los territorios conquistados


Más allá del envase (la propuesta escénica) en una pastorela lo que importa es el contenido (la esencia dramática, otrora religiosa), que debe conjugar los siguientes tres elementos básicos: Un grupo de pastores que viajarán a Belén para adorar al Niño Dios recién nacido; un diablo que tratará de impedírselos a toda costa; y un ángel (o si es arcángel, mejor) para ayudarlos.


Un elemento más, quizá el más importante, es que se trata de un género divertido, en el que la eterna lucha entre el bien y el mal produce situaciones chuscas, en las que, está por demás decirlo, el mal siempre sale perdiendo.


Decenas de pastorelas se presentan por estas fechas en toda la ciudad de México, entre ellas la Tradicional Pastorela Mexicana. Triplemente tradicional, primero porque lo lleva en el título, segundo porque se apega estrictamente a las reglas del género, y tercero porque se presenta desde hace 31 años.


La Tradicional Pastorela Mexicana es una fiesta enorme en la que se recibe al público con ponche calientito para que disfrute mejor el espectáculo. Luego de hora y media de risas y diversión, los asistentes se convierten en los peregrinos que piden posada y arrullan al niño Dios.


Finalmente, el público participa en la rifa de piñatas, siempre y cuando conozcan el significado de los picos de la piñata, entre otras tradiciones de la época. La experiencia culmina con un convivio al sabor de tamales oaxaqueños y atole. Se presenta hasta el jueves 26 de diciembre, con dos funciones diarias (18 y 20 horas) en el claustro del Centro Cultural Helénico.

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