Victoria de Sebastian Schipper
- Emmanuel Urbina
- 10 jun 2019
- 4 Min. de lectura
Escuchar Cold Turkey de John Lennon y ver Victoria de Sebastian Schipper son dos experiencias muy similares: al inicio resultan convencionales, aparentan ser más extensas de lo que deberían y hasta cierto punto lucen pretenciosas; sin embargo, la tensión se transforma en desesperación conforme “ascienden”, similar a la expectativa que provoca una montaña rusa, sólo que aquí no ves la cima y el tren se desploma; no desciende.

Audio.
El sonido de Victoria es un rompecabezas. Todos los momentos en los que el audio es reemplazado por una pieza musical donde el piano va acorde con las emociones cobran sentido cuando la protagonista toca en el café, ahí nos enteramos de su fracaso como pianista.
Escuchar el ambiente durante casi toda la película refuerza la idea del espectador testigo, aquel que puede vivir algo similar a lo que padecen los personajes; la música del bar provoca, el motor del auto genera tranquilidad cuando vuelve a encender, el llanto del bebé desespera y los disparos congelan.
Por lo anterior, hay dos tipos de escenarios de acuerdo con el audio: los que se viven y lo que se contemplan. El sonido te hace creer que también estás en el bar o que la policía te persigue, vives la experiencia, te sientes dentro de la pantalla; y cuando todo es silencio, distante o distorsionado suena el piano y el ambiente se va, ahí sólo puedes contemplar toda acción de los actores, la comunicación no verbal es importantísima, ya que ahí debes apreciar, interpretar y ser espectador: de una chica que baila en el bar, de los jóvenes en el ascensor, de los ladrones desnudos y de una mujer rota en la habitación de un hotel.
Color.
En la inmensa subjetividad que guardan los escenarios de la película por ser auténticos y reales, sólo hay una pista de qué puede representar cada elemento: el color. Hay una clara transición entre los tres tipos de espacios que predominan en la película: los cálidos, los fríos y los “neutros”.
Por espacios “neutros” me refiero los lugares donde la luz era blanca y permitía observar con claridad, desde la ropa hasta la gesticulación y solían ser atmósferas que retaban, por lo tanto no estaban bajo el control de los personajes; algunos ejemplos son: cuando la protagonista intenta entrar al baño sin formarse, cuando roban la tienda y en la bodega con el mafioso.
Las luces cálidas juegan a ser intrusas en la calma de los espacios fríos, sin embargo también tienen presencia en momentos y lugares clave; por ejemplo, cuando llegan al cruce peatonal cerca de la tienda el amarillo es inseguridad y locura, eso se nota en el comportamiento de los chicos y en los nervios de la protagonista; un espacio cálido sin ser calmado es la cafetería anaranjada, otro escenario inestable y de locura es el edificio donde está la “azotea”.
Los espacios azules aparecen poco, quizá el más significativo sea la habitación del hotel, es un espacio frío, tranquilo y alejado.
En los personajes principales hay una clara distinción por el color: Victoria pasa de la pureza del blanco a la destrucción en verde (al menos para los hombres que conoce en el bar), Sonne viste playera anaranjada y sudadera azul porque es calmado, Boxer usa rojo y es agresivo, Blinker lleva una chaqueta negra, es el más distante y temeroso de todos, y Fuss viste una sudadera azul porque en el desenlace será el más ausente.
Fotografía.
La cámara en esta película anhela replicar la visión de un testigo y lo consigue, el espectador acompaña a los personajes y tiene una visión real de todo lo que pasa; quizá el ejemplo más pertinente sea el trayecto hacia el banco en la camioneta robada, pues el camarógrafo se sitúa en el asiento trasero como si estuviera sentado entre Sonne y Blinker, desde ahí podemos apreciar cada acción de los personajes a bordo; el clímax de esa toma llega cuando la camioneta se apaga y estamos ahí para sentir impotencia y desesperación al no poder ayudar a Victoria, pues vaticinamos lo que pasará si no escapan.
Construcción.
Aunque Victoria es ficción consigue aparentar ser una historia real que surge de la casualidad; la poca profundidad de cada personaje queda con el planteamiento de que bastan unas cuantas horas para cambiar tu vida, pues el trasfondo es justo, lo necesario para cerrar ciclos como el sueño de ser pianista que tuvo Victoria o que Sonne vuelve a dar la nota como cuando fue niño.
La complejidad de una secuencia así está en la planeación (preproducción), creo que el proceso fue similar al de los ensayos en el teatro donde todo es una gran coreografía, cronometrada y montada con detalles; probablemente la ensayaron varias veces, para las indicaciones de dirección, para definir la iluminación, para decidir qué objetivo era el mejor para la cámara y para decidir cómo sería la fotografía. Técnicamente existen tres película, pues fue grabada más de una vez, con la intención de elegir la mejor.
Concluyendo, puedo especular que hacer la Victoria en una sóla secuencia tiene la finalidad de hacer la película lo más realista posible, transportar al espectador y hacerle entender que también su vida puede cambiar en unas cuantas horas.
Han pasado cuatro años del estreno de Victoria, por su actuación, la española Laia Costa recibió el premio Lola del cine alemán a la mejor actriz, convirtiéndose en la primer mujer no alemana en ganar ese reconocimiento, el noruego Sturla Brandth Grøvlen consiguió el premio a mejor fotografía (también ganaron: mejor película, director, actor protagonista, actriz protagonista, fotografía y banda sonora); esto es curioso, pues dentro y fuera de la película vemos reflejado el fenómeno “Unión” en europa: actriz española protagonizando una película alemana con diálogos en inglés.
Victoria está incluida en el catálogo de Amazon Prime Video, pero puedes rentarla o comprarla en iTunes o YouTube.
コメント