Para todos hay: 20 años del Vive Latino
- Andrea Fayek
- 15 mar 2019
- 3 Min. de lectura
Este fin de semana se celebra el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino, 20 años de historia, de evolución, de cambios, de clásicos e innovaciones.

Era 1998 cuando se anunció por la entonces estación de radio Órbita 105.7, que el Foro Sol sería testigo de un encuentro entre exponentes latinoamericanos del rock tales como Café Tacvba, Molotov y El Tri, a este hallazgo lo llamarían el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino. Han pasado 20 años desde que este festival nació, vimos muchos grupos emerger, a otros llegar a su fin, a bandas que pasaron a la historia y otras que nunca volveremos a ver.

Ese año, el festival se celebró los días 28 y 29 de noviembre, mi hija tenía cinco meses de haber nacido y, aún así, mi esposo y yo fuimos como todos unos adolescentes a disfrutar de la música. Claro que en ese entonces todo era diferente, lo más cercano a un festival en México lo veíamos en los eventos de “Serpientes sobre ruedas” de la UNAM, hasta que, inspirado por los festivales en Europa, Jordi Puig creó el Vive Latino. Actualmente tenemos festivales prácticamente para cada género musical, sin embargo, el Vive Latino se ha mantenido fiel a pesar de los ligeros cambios.
En fin, ¿en dónde me quedé? ¡Oh, claro! Café Tacuba, El Tri, Los Tres, El Gran Silencio, La Castañeda y Santa Sabina, justo como en la primera edición, Caifanes, Divisiòn Minùscula, Fobia, Liquits, La Gusana Ciega, Bunbury, no estuvieron en el primero, pero definitivamente los vi en alguna otra edición; ¿Santana? Bueno, eso será interesante, ¿Juanes e Intocable? ¿en el Vive Latino? ¿The 1975? ¿La Orquesta Mondragón? ¿Quiénes son ellos?
Definitivamente 20 años han cambiado las cosas, antes no traían a grupos como Gorillaz o artistas como Morrisey, nosotros bailamos al ritmo de Kenny y los Eléctricos y cantamos “A todo pulmón” con Miguel Ríos. Bandas que vi en el 98’ ya eran los bastante famosas, sin embargo, otras apenas iban empezando, y es algo que hemos visto en cada edición, tal es el caso de Zoé, quienes pasaron de ser completos desconocidos a establecerse como uno de los mejores en la escena musical de nuestro país.
Los escenarios fueron aumentando con los años, se incorporó la Carpa Intolerante para música que no necesariamente era rock, la Carpa Ambulante, especializada para proyectar documentales, en 2016 se incluyó la Casa Comedy y este año hasta habrá Lucha Libre AAA, uno de los patrimonios culturales de nuestro país.

Y tanto ha pasado el tiempo que incluso fui con mis dos hijas en la edición del 2017 y jamás olvidaré el momento en el que vimos el acto sorpresa de Resorte y cómo sus amigos y mi esposo se pelearon por una baqueta o cuando nuestras voces cantaron al unísono La Flaca de Jarabe de Palo en una presentación bastante emotiva.
El Vive Latino nos ha regalado tantos momentos, uno surreal como Los Ángeles Azules, divertidos como la guerra de vasos con Pxndx, de adrenalina cuando un grupo de personas usaba las alfombras protectoras como trampolín, los momentos de desesperación cuando se acabaron las bebidas y alimentos que tuvimos que tomar el agua sucia de los hielos, la angustia cuando mi sobrina perdió su tenis con Lost Acapulco de fondo.
A lo largo de sus ediciones hemos visto muchos cambios, los grupos de antes ahora leyendas que marcaron generaciones con su música, pero con el tiempo se han ido incorporando de otros países, de otros géneros, lo cual le ha dado un toque al festival y ha sido la conexión entre las distintas generaciones, estableciendo un equilibrio en el pùblico de antes y de ahora.
Antes el festival significaba un sentido de pertenencia, veían al rock como el incursor de todas las cosas, sin embargo, el público de ahora es más global, más abierto, provocando que los géneros también cambien, pero a pesar de todo este crecimiento y de esta evolución, el Vive Latino no perderá su esencia, y al final, es un festival donde en medio de una oleada de jóvenes y mayores las voces se juntan, porque sin más “Vive Latino es la simple premisa de juntas expresiones del rock al mismo tiempo”, Jordi Puig. Fundador del Festival Vive Latino.

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