Otro Guasón que se dirige al Oscar
- Óscar Andrew
- 5 oct 2019
- 3 Min. de lectura
La soledad y la enfermedad del hombre, así como el corrompimiento de una sociedad es lo que Todd Phillips (¿Qué pasó ayer?, 2009) retrata en la nueva versión del Príncipe Payaso del Crimen, todo de forma estética y metafórica.

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) es un hombre que busca dedicarse a la comedia, sin embargo, toda su vida ha sido ignorado y maltratado por la enfermedad mental que padece y que a su vez lo hace reír incontrolablemente (risa patológica); él busca constantemente la autocompasión y justificarse en lo que la sociedad le ha hecho, con tal de sentir que sí existe.
Si bien Todd Phillips se ha caracterizado por crear historias bastante ligeras y sin mucha complejidad, acá no es la excepción, pero la descripción y el planteamiento de ciertos discursos como los políticos, psicológicos y sociales dotan de interés y desarrollo a la historia de una víctima del sistema como lo es Arthur Fleck, el cual tiene que sufrir las indiferencias de una sociedad inmiscuida en el egoísmo y en la corrupción, actos alimentados por un sistema político oligárquico encabezado por Thomas Wayne (Brett Cullen). Durante toda la película, mediante la fotografía de Lawrence Sher (Amigos de armas, 2016) podemos ver una Ciudad Gótica –no tan distinta al New York de la Gran Depresión- con retratos de la decadencia humana, con basura alrededor representando las esperanzas y los ideales de sus habitantes, los cuales buscan la anarquía –así como el protagonista- para poder sublevarse ante la opresión. El protagonista representa el maltrato, la burla, la miseria y el menosprecio de un sector, todo con un mensaje que radica en que la maldad que no se reconoce como tal, es incontrolable.

Más allá de las referencias marcadas mediante fotogramas o discursos de cintas como El rey de la comedia (1982) o Taxi Driver (1976) – ambas protagonizadas por Robert De Niro, quien hace una aparición climática en este nuevo material-, Guasón toma partida en construir un personaje víctima que termina siendo victimario, el cual es retratado con el físico y voz de Joaquin Phoenix (The Master, 2012), quien matiza la enfermedad mental a través de una actuación solvente, perturbadora y con apariencia incómoda, lo cual, lo encamina hacia la contienda por el premio de la Academia, que podría ser un reconocimiento a tan brillante carrera que hasta hoy no ha sido galardonada en los Oscar.
Las metáforas a través de los espacios y los detalles, así como de la iluminación que por momentos retrata la soledad y la oscuridad y por otros la sobriedad y la esperanza, o incluso la discusión sobre la moral del sociópata, de la que por cierto Phillips no intenta mostrar una apología, sino cuestionar y condenar los actos de maldad, elevan el nivel de esta producción por encima de las películas del subgénero.
Definitivamente sería una lástima que Guasón no forme parte del nuevo universo que DC Cómics está construyendo, ya que tiraría por borda los planteamientos que coloca del universo de Batman, además porque reivindica el camino y pone en el mapa de las consideraciones para premios a las películas basadas en cómics y sobre todo de superhéroes, tal como lo hizo Christopher Nolan con El Caballero de la Noche (2008). Esta cinta dará mucho de qué hablar por sus implicaciones morales, sus lecturas, los discursos del director o por la misma trama que atenta contra su misma veracidad, pero no cabe duda que como material fílmico es una de las imprescindibles del año.
Si en verdad aún no te convences de verla, aquí está el tráiler:

Nombre original: Joker
Director: Todd Phillips (¿Qué pasó ayer?, 2009).
Guion: Todd Phillips y Scott Silver.
Música: Hildur Guðnadóttir.
Género: Drama. País: Estados Unidos. Duración: 122 minutos (2 horas y 2 minutos). Productora: DC Films, Village Roadshow Pictures, Bron Creative, etc.
Distribuidora: Warner Bros. Pictures. Actores: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Frances Conroy, Zazie Beetz, Brett Cullen, Dante Pereira-Olsen, etc.
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