GLITCH | ART
- Abisales
- 30 mar 2019
- 3 Min. de lectura
|Por Koacervado
El 21 es el siglo del fallo. Él es aire gris y rebosante de PM10, el concreto lo es todo y está lleno de agujeros, dentro de ellos hay agua acumulada de la lluvia ácida de la madrugada. Dicha agua tiene aquel fulgor iridiscente que es indicativo de la amalgama de hidrocarburo suspendida en aquel líquido.
¿Qué ha pasado aquí? Pareciese que este páramo fue testigo de la brutalidad de las armas químicas y su destrucción masiva. En este tiempo nada es lo que parece; en este lugar proliferan los así llamados por ellos mismos “Homo sapiens” pero en este tiempo nada es lo que es y todo es lo mismo; porqué todo se confunde entre las poderosas corrientes de datos que circulan en las redes mundiales de información, las cuales comúnmente se convierten en enormes torbellinos de desinformación propagando la ignorancia y la falta de razón por todo el planeta.

Una sensación caustica recorre toda mi piel y al levantar un poco la vista puedo observar esa neblina gris tan engañosa, miles de tuberías la escupen hacia el aire con la esperanza de que las corrientes de aire se la lleven a otro lado, pero esas corrientes de aire nunca llegan, y si por casualidad del destino vienen, lo hacen arrastrando consigo toneladas de partículas contaminantes en suspensión.
Mientras tanto los rayos del esplendoroso ocaso se dejan ver atravesando el panorama post-industrial, entre chimeneas y tanques de almacenamiento la luz dorada de belleza mortal se muestra apetecible, no obstante la exposición a aquella luz de manera directa puede provocar graves quemaduras.

Resulta evidente que los combustibles fósiles trajeron más desgracias que progreso a la humanidad, con todo hay quien por dinero es capaz de practicar fracturación hidráulica, envenenar y destruir con tal de obtener un poco de lo que en algún momento fue llamado “oro negro”: El petróleo.
Más allá en las costas de los continentes ya se cuentan por millares los animales marinos y voladores, muertos varados, intoxicados por el petróleo y sus derivados de entre los cuales, los poli-cloruros de vinilo en todas sus densidades, son los más nocivos para la vida misma. A pesar de ello se fabrica por toneladas y se desecha casi a la misma velocidad con la que es producido.

Las personas con poder para hacer algo por revertir estas situaciones, utilizan la violencia sin sentido por el afán de imponer, principalmente, sus intereses comerciales por encima de todo y para empeorar la situación, lo hacen de una manera hipócrita, cínica y poco encubierta, por un lado hablan de la importancia de derechos humanos y por el otro arrebatan todo cuanto les es permitido tomar. Sin importarles la vida en cualquiera de sus expresiones.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, solaz después de prometer fuego, furia y democracia contra todos sus enemigos
Y así día tras día millones de dólares digitales se mueven en las redes de dinero internacionales, los puntos de las bolsas de valores internacionales suben y bajan según el capricho de los especuladores, mercancías y pasajeros fluyen a borbotones por todo el globo, dejando a su paso una gigantesca huella de equivocaciones, malfuncionamientos, defectos, desaciertos, frustraciones, defraudaciones, faltas, descuidos, fracaso, fallos y errores.
Por consecuencia lógica: Un rastro de devastación y muerte.
O como otros le llaman: “La huella humana”
Mientras más evidente y concisa se vuelve esta huella, más incierto es el futuro común de la raza humana.

A todos los humanos comunes víctimas del capitalismo en su etapa tardía, a todos quienes compartimos este tiempo, este planeta, a los viejos y a los jóvenes, sin distinción de género, clase, raza o religión a todos les invito a pensar el futuro, ese futuro ya difuminado por las carreras armamentísticas hipersónicas y el consumo desenfrenado, por la desigualdad y el hambre, por la violencia y la sinrazón.
Y les pregunto ¿Es ese el mundo que queremos para los que aún no han nacido, para los más pequeños, para nosotros mismos?
Es momento de cambiar de rumbo, de tomar los pedazos rotos, los defectos, los fallos, los errores, aprender de ellos y construir con ellos obras maravillosas, un presente refulgente en colores, pensando en un futuro brillante y lleno de vida.
Es momento de tomar los errores del pasado y convertirlos en razón pura.
¡Es momento del ARTE DEL FALLO!

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